martes, 3 de diciembre de 2013

John Doe sueña con Leatherman l Entrada 54

El galimatías de dios se esconde en el culo de un vagabundo que busca a la princesa desde hace tiempo y la seguirá buscando hasta la venganza, hasta la loca e increíble irreversibilidad del diablo en el diablo, en el ángel que es más malo que el propio Satán. Y no existe y yo sigo contento con pensarlo aunque pienso, ahora, que de existir elegiría al maltratado, al alas rotas, al flipado rockero del fuego que se levanta con dolor y se acuesta con lágrimas. La trinidad en minúscula por cabrearos más que a los lugartenientes que esperan la orden para acabar con el mundo, sangrando de rabia ante la promesa de una cabalgada eterna sobre humanos sin valor y son todos, y están.

Trotando me alejo del sendero de muerte lánguida, sin cascos, con taparrabos sobre el misticismo, la anti-gloria y el excremento en la boca sabionda. -"¡Jódete hasta sangrar por los poros!" -dijo el señor huesudo que ronda la tormenta. Yo no respondí por miedo a que se fuera lejos; y que se le necesita por aquí éso lo sabemos, no? ("¡No preguntes 'no', calavera rota de mil demonios!") -Y: que es necesaria la muerte acompañada del punteo solitario en Aqualung, es seguro y seguro es.

Se acabó el paréntesis-punto por eyaculación y cansancio. Basta ya de aguantar jodiendas en pre-senectud de cachorros encadenados a la gran roca del Cáucaso. Más que el hígado, les comen el cerebro cada día. Tifón y Equidna culpables.

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