jueves, 3 de julio de 2014

John Doe ve a la jauría l Entrada 76

La respiración falta en aras de algo más elevado. Como un perro intento llegar más allá del oxígeno, pero el vórtice me acerca a la iluminación suprema que hay traspasado el umbral de los mártires.

Levantarse para llamar a la puerta de la salvación es jodido; más cuando el verdugo tiene un sueño tan ligero y reza por un desliz del niño enfermo.

El Metal salvó al infante de cosas más correosas que la misma muerte. Pleitesía exigía el monstruo que jamás debió engendrar; no para traer mocosos a los que envidiar y mirar con odio mientras masticaban.

Mucho pudo hacer ella, pero el cemento rápido de la tradición fraguó en su corazón ganado ya por la pena; y así fue allanando el camino al torturador que, desde el compacto muro de la cobardía, pudo buscar infinitas excusas para maltratar la vida.

Un réquiem mientras la jauría se mata a mordiscos? Hecho.

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