Filas de esclavos se dirigen otro día más al río de mierda que obliga. Sortean graves diseños basados en aislamiento disfuncional, carente de la necesaria distorsión. Sistemas nerviosos centrales rebosan furiosa competitividad como ofrenda al oráculo Darwin, totalmente justificado desde la posición erguida: espejismo. Al final del día habrá que regurgitar herrumbre que sobró de la digestión esclava; no da tiempo a cagar la cadena, momificarla y guardarla en la urna mental que advertiría de nuevos riesgos matutinos. Mañana, la sirena del capitalismo sonará de nuevo en estridente compás y los umpa lumpas de nuestra era saldrán ordenadamente a engrasar la maquinaria. ¡Cuán gozosos cantarán el Himno de Moloch mientras la Teta Plutócrata los atiborra! Ya que estoy aquí, no paréis de brillar: mi lagarto interior tiene que seguir calentando su trastornada sangre ;) ;) ;)
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