Tejiendo redes la encontré en una esquina rara que no daba ni para comer. Estaba mal sentada, llorando lágrimas que al tocar el suelo se convertían en cristales sacados de otro planeta. Alguien me dijo que se la había topado hace tiempo y que sólo se aparece a aquellos sin dos dedos de frente; ya... por éso. El "cómo estás" sobraba, así que le pregunté por los rayos de luz que salían de sus manos. Se volvió lentamente y no tenía ojos, ni nariz, tampoco boca. De inmediato sentí que el pánico se adueñaba con seguridad de cada nervio; pero cuando la cosa empezó a salirse de madre, me calmé enseguida al ver sus tremendos orejones. No eran lo que se dice pabellones auditivos al uso. Requería de una entereza especial quedarse de continuo mirando aquellos receptores megasónicos, y yo la tenía. -La luz -me soltó de repente-, la luz es lo que hace que olvide los ruidos del mundo. Entendí al momento los cortes que, como rayones de lápiz, sorteaban las aletas para oír; y supe, por su cara relajada, que jamás volvería a intentar rebanarse aquello que, además de hacerla sufrir, la mantenía viva y alerta del mundo aplastainsectos que la rodeaba. Me vino a la cabeza la canción de Stone Temple Pilots: 'Creep', y supe al momento que ella se había dado cuenta. Nos miramos -ella sin ojos-, y cantamos a coro:
"...Forward yesterday
Makes me wanna stay
What they said was real
Makes me wanna steal
Livin' under house
Guess I'm livin', I'm a mouse
All's I gots is time
Got no meaning, just a rhym..."
Luego, me pidió intimidad. Antes de que me diera la vuelta, ELLA ya no estaba allí.
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