John Doe bebe cerveza I Entrada 7

Django se mueve desencadenado repartiendo estopa entre racistas inservibles y cabezas reventadas. Miro las evoluciones del pistolero negro cargado de un sentimiento ancestral y la increíble banda sonora me arrastra a las plantaciones de algodón que debieron ser quemadas hace tiempo y, con ellas, sus propietarios. John Doe quiere tomarse un 'whisky on the rocks' con Tarantino y hablarle de sus sueños sangrientos, pero luego pienso en que la censura me trataría peor que al artista. Mi mente es un pozo sin fondo lleno del excremento psicópata que todo asesino ha cagado durante la historia del mundo y los puritanos me lo harían pagar. Haría una peli sobre un agujero negro que se tragara todo y en el que nos diera tiempo a pensar en nuestro tamaño real mientras vemos como se desintegran las vísceras demasiado sobrevaloradas. En la tv brutos lobotomizados hablan de motores, pintura y comida basura y vuelvo a hacer 'zapping'. Los efluvios de la última cerveza recorren todavía alguna neurona rezagada y pienso en pantallas gigantes en las que alguien, con un botón gigantesco a mano, anuncia los últimos minutos de existencia de esta especie inmerecedora de todo. Me han dado ganas de cagar. A John Doe le han dado ganas de cagar. Caguemos todos e imploremos por un Django gigante que termine con nuestra penosa existencia.