Hay ruido industrial en la cabeza de un Satán medio dormido todavía para rascarse las pelotas. El libro que tengo al lado como buen santo de estos días es una antología de Leopoldo María Panero, apestoso hijo del lodo literario que me cuenta mierdas sobre aquellos que caminan descalzos como yo en una tierra baldía y sin lustre. Mientras, los putos Ministry me recuerdan el ritmo de 'Jesus Built my Hotrod'; estos cabrones parecen infatigables para con su objetivo y su objetivo soy yo corriendo por una carretera construída a base de peyote sonoro y carne esclava. Dudas, esquinas, tuercas, niños muertos y diarrea en bucle. John Doe está asustado de los ojos fijos en una espalda desecha mientras el maestro de ceremonias tira del pelo más enquistado en la nuca. Los Ministros del Horror tienen a una gorda mirando fijamente una pizarra llena de frases que le recuerdan quién es. Ella se lo piensa seriamente, porque quizás morir sería la única cosa buena que le regalan las serpientes del espejo; ésas están llenas de maltrato queriendo en conjura aplastar la cabeza de débiles que lloran frente a las fauces de la celda en la que viven. 'Bad Blood' suena ahora bajo el ritmo de un martillo manchado del sucio semen de generaciones y con mi boca recupero el aire que trae la sangre evaporada del perro que ladra a los programas del corazón para tontos que no quieren dejar de serlo. Feroces copuladores ocupan el jardín del suplicio. Al menos espero que los verdugones en mi piel sirvan a un efecto mariposa lleno del apocalipsis que van a anunciar los locos. Que el horror del súcubo decapite a la especie enferma. KOD ...cabrones. p.d. al 'smiley' lo he matado.
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